domingo, 8 de marzo de 2015

Mis primeras palabras

¿Cómo empecé a hablar y a escribir?
A hablar, según me ha contado mi madre, comencé sobre los dos años, diciendo las típicas palabras que un niño dice ( mamá, papá, tete, agua...). Rondando esas edades, mi hermano mayor siempre fue mi modelo a seguir, y recuerdo también repetir palabras inventadas que él me decía; colegoncho, machacahuesos, menshopoporter...) y me enseñaba canciones con coreografías (ambas inventadas por él) y las repetíamos.

A escribir, empecé con el resto de mis compañeros, en infantil. Primero, mi profesora me enseñó las letras, y después, en tercero de infantil, comencé a escribir pequeñas frases, y, más tarde, poesías.
Aún conservo una poesía que le escribimos a nuestras madres por el día de la madre:

Qué inmensa alegría, ¡qué felicidad!
Al fin he podido escribir mamá
Esa palabrita, tan dulce y tan tierna
la escribí muy clara el día de tu fiesta 
¡Felicidades mamá!

A menudo mis padres  me reforzaban lo que aprendía en el colegio, y recuerdo usar cuadernos de ortografía y algún que otro llanto en el colegio. Un día teníamos que copiar una poesía y a mí no me salía, me mandaron repetirla unas tres veces, y cada vez que volvía a empezar, las lágrimas empapaban el papel y me regañaban de nuevo. Recuerdo ese día como uno de mis primeros días tristes.

A continuación os dejo un video de mí de pequeña escribiendo :)



sábado, 7 de marzo de 2015

Priscilla, el musical.

Ayer, 6 de marzo, tuve la suerte de ver este musical basado en la película, `Las aventuras de Priscilla, reina del desierto´. Y he de decir que fue el musical más espectacular que he visto nunca.
Si me conocéis, ya sabréis que me encantan los musicales, y que me encantaría llegar a trabajar en uno alguna vez. Este musical fue representado en el Nuevo Teatro Alcalá, y me hizo mucha ilusión encontrar allí a Mariano Peña como protagonista ( Mauricio en `Aída´). 
Trata de tres amigos drags que recorren un viaje por el desierto de Australia, cada uno con un propósito, pero únicamente uno será secreto hasta el final de la obra, cuando Mitzi se ve obligado a contar a sus dos compañeros que va a visitar al casino de su mujer, a su hijo Benji. Ambos hechos (mujer y hijo) sorprenderán mucho a Bernadette y Felicia, sus "compañeras" de viaje o "amigas". Al final, como en casi todas las obras, todo termina bien y se juega con el amor y romance.
Con canciones como Ì Will Survive´, `Go West´, `It´s Raining Men´, 40 artistas en escena, 500 trajes, 200 pelucas, 150 pares de zapatos, 250 máscaras, un autobús robotizado de 10 metros y 6 toneladas con 50 ordenadores compuertas, sistemas de refrigeración y arneses a 16 metros para 3 cantantes que permanecen colgadas el 80% de la obra, 9 músicos que tocan 16 instrumentos, 24 voces, y 40 pintalabios y un kg de purpurina al mes, esta obra representada en Broadway, Londres, Sidney, Suecia, Toronto, Italia y Argentina, ha ganado un Oscar, Tony y Olivier. 
Tengo la suerte de tener la mejor tía del mundo, que si no ve un musical en las cinco primeras filas, no lo ve. Y es un verdadero lujo disfrutar de los musicales desde tan cerca, ya que puedes sentirlo mucho más, y fijarte en cada detalle. 
Os recomiendo ir algún día a verlo, es una experiencia que estoy segura de que nunca olvidaréis, y nunca viene mal un poco de teatro, música y baile de los buenos en directo :) 



Aquí estamos yo y mis primas al lado del escenario :)

Las letras de mi infancia

De pequeña, desde que tengo memoria. mi padre me ha contado un cuento cada noche, hasta los ocho años, más o menos. Me leía libros y cuentos, como `Cuentos para irse a la cama´, `El equipo tigre´, `Gerónimo Stilton´ y una larga lista que incluye a los `Teletubbies´, `Barrio Sésamo´ y un largo etcétera de libros y dibujos. También recuerdo que cuando no teníamos ningún libro que me gustase o estábamos de vacaciones, mi padre se inventaba los cuentos, y solían tratar sobre los personajes con los que yo estaba más familiarizada, los que más me gustaban. Éstos eran `Littlest Pet Shop´, `Doraemon´, 'El emperador Kuzco' ... etc. Además, cada año voy con mis padres a La Feria del Libro, y siempre salgo con algún que otro libro. Me acuerdo mucho de uno, del cual no recuerdo su nombre, que trataba de dibujar animales a partir de números, que me gustó mucho. En ese mismo año, también en la feria, me firmaron mi primer libro, lo recuerdo con mucho cariño. Éste fue `Rita en el Polo´, de Mikel Valverde. El autor fue muy simpático, y también resultó ser el ilustrador del libro, por lo que me dibujó un precioso boceto de Rita, la protagonista, con su pingüino, y unos cuantos iglús de fondo.
Por otro lado, mi madre siempre me ha cantado muchas canciones de Los Payasos de la Tele, Alejandro Sanz, Malú, El canto del loco, Dani Martín... La influencia musical de mi madre ha sido la base de la mía, teniendo en cuenta que sigo escuchando canciones de estos artistas, y que Malú es mi cantante favorita. También, con muy poca edad, escuchaba las canciones de `Little Ensteins´, `Baby Enstein´, o `El Oso de la Casa Azul´, estas dos últimas las recuerdo con gran cariño, ya que recuerdo ser muy pequeña y verlas de noche con mi madre, siempre sentada en el mismo cojín del sofá,  y, cuando terminaba `El Oso de la Casa Azul´, ponerme triste, pues siempre terminaba con una luna poniéndose, y siempre lo asociaba al fin del capítulo. Otras de las bandas sonoras que acompañaban mis viajes en mi mp3, fueron las de `Hannah Montana´ y `Camp Rock´ .Mi tía me ha llevado a muchos musicales, el primero que vi fue La Bella y la Bestia, con mi amiga Margarita, y más adelante, el clásico de Mamma mía, basado en la película, con las canciones de Abba.

Aquí os dejo algunas de las canciones que más recuerdos me traen:
Esta canción es con la que terminaba `El Oso de la Casa Azul´, con la luna que antes he mencionado.

domingo, 1 de marzo de 2015

El espejo chino

Un campesino chino se fue a la ciudad para  vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine. Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros y bebieron. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
El alcohol cada vez le afectaba más y comenzaba a sentirse realmente mareado, incluso sufría alucinaciones. No recordaba el camino a casa, y ese espejo era tan pesado para él en esos momentos que casi no podía ni andar. Finalmente se dio por vencido en un banco y allí durmió dos horas. Al despertar, el espejo ya no estaba, por lo que rescató un sucio peine del fondo de la basura como regalo improvisado para ella. De vuelta a su hogar, dio un baño al peine bajo la fuente del pueblo, y continuó el resto del camino contemplando su brillo, una vez limpio. Resultó ser que a su mujer le encantó, y tuvieron una romántica cena en casa.