En clase hemos leído un libro titulado `El reino de las Tres Lunas´, escrito por Fernando J. López.
Cada alumno tiene que hacer un trabajo individual relacionado con éste, y yo he decidido hacer una carta que escribe un personaje de la historia a otro años más tarde del final del libro.
Querido (o no tan querido) Aldo, el juglar:
Hola Aldo, soy Alcestes, el inquisidor. Sé que te estarás preguntando cómo es posible que te escriba una carta, si me convirtieron en piedra aquellos tres malditos jóvenes, cuyos nombres aún recuerdo; Laura, el rey Malkiel y Estrella. Cómo no recordar a estos dos últimos...
Resulta que el hechizo que provocó mi petrificación era temporal, tan sólo estuve veinte años manteniendo mi vida de estatua. Tras veinte años y un día pude retomar mi vitalidad como persona. Como ahora sabrás, las estatuas del jardín no son reales, por supuesto, fueron esculpidas de inmediato, al mes se terminaron y el cuerpo de piedra de Larson y el mío fueron trasladados a una nave secreta. No es que quisieran salvarme, si no que querían mantenerme con vida para ser sometido a diferentes experimentos fármacos, ya que así al menos serviría para algo en aquel nuevo reino donde una dura tapadera hacía ver que todo era hermoso. Pero me harté pronto, como ya sabrás, soy una persona con mucho carácter, y encontré pronto la forma de salir de aquel lugar donde era, literalmente, una rata de laboratorio y nadie sabía de mi existencia. Conseguí huir del reino, y, debido a las nuevas leyes que opuso Malkiel, ninguna persona está obligada a volver a su reino una vez que está fuera de él. Lo curioso es que esta ley funcionaba, porque nadie quería abandonar el nuevo reino, de los Tres Soles, llamado.
Bueno, ahora que sabes que estoy bien, sé que estarás molesto, pues tu malvada novia y tú estaríais encantados con mi ausencia. Pues, a parte de escribirte para provocaros molestia, quiero informarte de que lo que tu llamas trabajo, el cantar, la música en general, es un simple pasatiempo para mí. Me he apuntado a clases de música y estoy aprendiendo a tocar el piano, la guitarra y solfeo. Tú y tu laúd os creíais los mejores... Pues sólo fuisteis unos pardillos. Mi insuperable inteligencia te superó una vez más.
Con mucho orgullo:
Alcestes.
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