Recuerdo, todo, zaguán.
Hace un tiempo que le pedí a Javier, mi tutor, que me dijese tres palabras. Hoy se lo he vuelto a recordar porque me sentía con ganas de hacerle un pequeño regalo. No es nada, pero me gusta hacer cosas como esta para agradecerle su esfuerzo y cariño con todo lo que hace :)
Corría por todo el recinto, sin pararme ni siquiera a pensar. Había visto algo horrible y mi cabeza solo me exigía huir de allí. Sí, cada vez que reunía el valor suficiente como para salir ahí fuera, se destruía todo nada más ver todas las maldades que allí ocurren. Mis esperanzas cada día eran menores y sufría en sueños después de ver todo aquello. Me detuve en el zaguán, ya sin aire, y me senté en una silla apartada. Me pregunté por qué no era capaz de enfrentarme al mundo exterior, y me encerraba en las paredes de aquel colegio donde, al menos, se respiraba algo de inocencia en el aire. Reflexionando comprendí que si yo no me enfrentaba a ello, los niños a los que debía educar, tampoco serían capaces. ¿Y de qué sirve enseñarles a memorizar si al salir a la calle todo se convierte en miedo?
El día que me hice esa pregunta todo cambió. Ahora las prioridades son pensar, pensar y pensar, por tí mismo, claro. Aunque no está mal mantener, aunque sea en el recuerdo, algo de ese mundo bonito en el que a todos nos gustaría vivir.
¡Espero que te guste!
viernes, 30 de enero de 2015
domingo, 25 de enero de 2015
Presentación de un libro
LAS CRÓNICAS DE FORTUNA
El pasado viernes 16 de enero estuve en la presentación del nuevo libro de Javier Ruescas llamado `Las crónicas de Fortuna´ en la Fnac de Callao. Acompañando a Javier para presentar el libro estaban Lola Rodríguez (ilustradora) y Rush Smith (youtuber).
Este libro trata sobre tres amigos, que sueñan con escapar del orfanato donde viven, es entonces cuando uno de ellos (Kyle) descubre que es circense y lo raptan. Tras él irán sus dos amigos, Lavelle, una payasa y Gunnir, un chico que sueña con ser mago. A partir de ese momento tendrán que vivir muchas aventuras y viajes por todo Fortuna.
Por esta última razón, en la presentación también nos regalaron un precioso mapa del reino, para que no nos perdamos mientras leemos el libro. También nos hablaron sobre cada personaje, el tiempo que se dedicó a escribir y pensar el libro, a decidir las ilustraciones finales para cada personaje y para la portada, e incluso el tiempo que costó encontrar el nombre perfecto. Al final de la presentación, dieron turno a las preguntas de los lectores que tenían dudas, y finalmente a la firma.
Yo estuve allí con mis primas y con varias amigas y me lo pasé muy bien. También me estoy leyendo el libro y me está gustando mucho. A parte, me parece muy bonito porque está repleto de ilustraciones por dentro y por la portada, que es de tapa dura.
Recomiendo mucho este libro, ya que es una historia divertida a la vez que mágica y con unos personajes muy característicos. Además, el autor (Javier Ruescas) es uno de mis autores favoritos y su forma de escribir es muy amena y divertida.
¡Fortuna y aplausos para todos! ;)
Recomiendo mucho este libro, ya que es una historia divertida a la vez que mágica y con unos personajes muy característicos. Además, el autor (Javier Ruescas) es uno de mis autores favoritos y su forma de escribir es muy amena y divertida.
¡Fortuna y aplausos para todos! ;)
Yo y Garamendi
-¿Pero cómo se le ocurre llamarme ahora viniéndome con que hay un ladrón en mi casa? -gritaba el señor Garamendi- .¿No será esto una de sus engorrosas bromas?
-No, señor. ¡Juro que hablé con él y me lo confesó! Pero fue inútil cualquier intento de echar a aquel simpático morador-. Dije sin pensar.
-¿Cómo que simpático? ¿Habló usted con él y ni se le ocurrió llamar a la policía? Me tiene usted estupefacto- exclamó Garamendi casi quedándose sin aire.
-L-lo siento, es que fue tan formal... ¿Ha pensado usted en quedárselo de inquilino? Aunque le advierto de que tendrá usted que deshacerse de su escupidera, parece que no le gusta nada...
-¿Cómo osas...? No pienso nunca alojar en mi hogar a un ocioso hijo del diablo como es él. ¡Tampoco quiero volver a verle a usted en mi vida! Mi mujer ya ha llamado a la policía y nos dirigimos ahora hacia allí.- la voz del señor Garamendi dudaba y parecía muy confuso-. Em... ¿sabe usted si ese estúpido hombre se llevó también mis gabanes?
-Pues ahora mismo no lo recuerdo, si no va a tardar usted mucho en llegar, puede preguntárselo por sí mismo. Aún no se ha marchado de casa... Yo le retuve, claro. -dije concienzudamente, intentando mejorar la situación.
-Oh, ¿es eso verdad? Entonces, retiro lo dicho. Seguro que fue usted el único hombre del edificio que le planto cara, mientras los demás se dedicaban a chismear, ¿verdad?
-Claro que sí señor.- dije con una amplia sonrisa en la cara.
-Estoy llegando, mi amigo. No sabes lo feliz que me hace poder volvérselo a llamar. ¡Cuánto le quiero! Esté preparado porque en cuanto llegue le voy a dar un gran abrazo! Es más, ¡seamos amigos con el hombre que habita ahora mismo mi casa! La vida es corta, ya sabe.
- Ya lo creo señor, ya lo creo... Y un tanto confusa de vez en cuando. -afirmé, muy aturdido.
-No, señor. ¡Juro que hablé con él y me lo confesó! Pero fue inútil cualquier intento de echar a aquel simpático morador-. Dije sin pensar.
-¿Cómo que simpático? ¿Habló usted con él y ni se le ocurrió llamar a la policía? Me tiene usted estupefacto- exclamó Garamendi casi quedándose sin aire.
-L-lo siento, es que fue tan formal... ¿Ha pensado usted en quedárselo de inquilino? Aunque le advierto de que tendrá usted que deshacerse de su escupidera, parece que no le gusta nada...
-¿Cómo osas...? No pienso nunca alojar en mi hogar a un ocioso hijo del diablo como es él. ¡Tampoco quiero volver a verle a usted en mi vida! Mi mujer ya ha llamado a la policía y nos dirigimos ahora hacia allí.- la voz del señor Garamendi dudaba y parecía muy confuso-. Em... ¿sabe usted si ese estúpido hombre se llevó también mis gabanes?
-Pues ahora mismo no lo recuerdo, si no va a tardar usted mucho en llegar, puede preguntárselo por sí mismo. Aún no se ha marchado de casa... Yo le retuve, claro. -dije concienzudamente, intentando mejorar la situación.
-Oh, ¿es eso verdad? Entonces, retiro lo dicho. Seguro que fue usted el único hombre del edificio que le planto cara, mientras los demás se dedicaban a chismear, ¿verdad?
-Claro que sí señor.- dije con una amplia sonrisa en la cara.
-Estoy llegando, mi amigo. No sabes lo feliz que me hace poder volvérselo a llamar. ¡Cuánto le quiero! Esté preparado porque en cuanto llegue le voy a dar un gran abrazo! Es más, ¡seamos amigos con el hombre que habita ahora mismo mi casa! La vida es corta, ya sabe.
- Ya lo creo señor, ya lo creo... Y un tanto confusa de vez en cuando. -afirmé, muy aturdido.
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