viernes, 30 de enero de 2015

Microcuento

Recuerdo, todo, zaguán.
Hace un tiempo que le pedí a Javier, mi tutor, que me dijese tres palabras. Hoy se lo he vuelto a recordar porque me sentía con ganas de hacerle un pequeño regalo. No es nada, pero me gusta hacer cosas como esta para agradecerle su esfuerzo y cariño con todo lo que hace :)

Corría por todo el recinto, sin pararme ni siquiera a pensar. Había visto algo horrible y mi cabeza solo me exigía huir de allí. Sí, cada vez que reunía el valor suficiente como para salir ahí fuera, se destruía todo nada más ver todas las maldades que allí ocurren. Mis esperanzas cada día eran menores y sufría en sueños después de ver todo aquello. Me detuve en el zaguán, ya sin aire, y me senté en una silla apartada. Me pregunté por qué no era capaz de enfrentarme al mundo exterior, y me encerraba en las paredes de aquel colegio donde, al menos, se respiraba algo de inocencia en el aire. Reflexionando comprendí que si yo no me enfrentaba a ello, los niños a los que debía educar, tampoco serían capaces. ¿Y de qué sirve enseñarles a memorizar si al salir a la calle todo se convierte en miedo?
El día que me hice esa pregunta todo cambió. Ahora las prioridades son pensar, pensar y pensar, por tí mismo, claro. Aunque no está mal mantener, aunque sea en el recuerdo, algo de ese mundo bonito en el que a todos nos gustaría vivir.

¡Espero que te guste!

1 comentario:

  1. Me encanta Carmen. Es una regalazo. En ningún momento imaginé que sería esta la sorpresa y que mis palabras servirían para un texto tan bonito. Muchas gracias.

    ResponderEliminar